miércoles, 10 de junio de 2015

Estoy en clase, y el aburrido soliloquio de la profesora me obliga a desviar la mente hacia la ventana 

con un único pensamiento: escapar. Observo, con cierta envidia, una pareja de gorriones que una vez iniciado el vuelo se emparejan una y otra vez en una extraña danza contra el viento. Ansió ocupar su lugar, conseguir huir de estas cuatro paredes. Físicamente, estoy aquí, por así decirlo entre los de mi especie. Si buscas mi mente, te costara encontrarme ya que si yo misma se donde esta. Aunque eso me gusta. 


Desde siempre se ha identificado las aves como seres sin ataduras. Volar es libertad, escapar de esta envoltura humana que no nos deja rozar las nubes sin rodearnos de artefactos. Bolar es no preocuparse de caer, porque te con fundes con el propio aire. Volar es no ser consciente de esa sensación de libertad, porque otra forma de vivir te parecería ilógica. Volar es no preocuparte de nada mas que tu y tu camino. Porque lo importante, al fin y al cabo, es el viaje, no el destino.


Quiero creer que los seres humanos hemos nacido para ser libres. Pero eso es imposible. Desde el mismo instante de nuestro nacimiento, nos encasillan acortando así nuestra libertad y dirigiéndonos hacia lo que debemos considerar correcto y lo que no.



Esto, va a cambiar.


                                                                                                                  JJ



sábado, 6 de junio de 2015

¿Cuando seré feliz?

¿Y cuando me toca a mi ser feliz?

Voy caminando por la calle y a ambos lados de la carretera veo a parejas felices, niños sonrientes ante un helado, amigos alegres riéndose, cómplices de un a felicidad que huye de mi.

Lo he intentado, de verdad que he hecho lo posible por encontrar un rastro de felicidad en las pequeñas cosas, aquellas que la gente cree que son las que de verdad importan. Me aferro a aquello que la gente define entusiasmada como felicidad. Pero no me llena. No me siento saciada con una cucharada de nocilla, no me siento cómoda con un pequeño abrazo a una amiga, una palabra de felicitación o un piropo. Rehuso el contacto físico, muchas películas que deberían tenerme riendo hasta el final simplemente consiguen arrancar una pequeña sonrisa. Es como si todo eso no fuera conmigo. Puede resultar muy tópico, pero maduré con la creencia de que todo el mundo tenia su sitio, un lugar donde pertenecía y podría sentirse bien,

Pero aun no lo he encontrado. Y no me refiero solo a nivel sentimental. Odio a esas personas que dependen de otras, que creen que sus parejas son lo mas importantes y que si esto se rompe tienen la sensación que su vida se ha ido a pique y nunca volverá a recomponerse. Adoro se una persona completamente independiente, capa de hacer por mi misma las cosas. Pero a veces eso es agotador, hecho de menos (en realidad nunca lo he tenido) un apoyo condicional. Y no me refiero a tu familia, si no a alguien que te complemente y te acompañe en esta jauría. Pero por mas que miro, no encuentro a ninguna persona capaz de hacerlo, nadie que me entienda, ni que se interese por mi.

Desolador, empezaría desde este momento a asimilar que seré la vieja de los gatos, pero lo cierto es que los detesto. Me parecen una criaturas que saben lo que les conviene, independientes y que ofrecen su cariño ante una comida. Si pueden ser cuquis, pero no olvidemos que arañan. Quizás yo soy como un gato, incapaz de amar a nadie, y moriré sola.

                                                                                                                           JJ